Me amenazó y torturó durante años, dejándome hecha un secuestro de mí misma. No sé cómo encontré el valor suficiente para clavarle aquel cuchillo mientras dormía la mona. Abro el periódico Información y leo que no fue legítima defensa. Es cierto, señor juez: fue puro pánico. El que usted nunca sentirá, a no ser que alguien le infrinja todo el dolor mental que pueda imaginarse. Imagine que oye unos pasos acercarse al lecho donde le castañetean los dientes, que un aliento fétido le produce náuseas, que una mano le viola hasta los más preciosos recuerdos. ¿Sabe qué le digo? Que usted y toda su burocracia se vayan a la mierda. ¿Que no puede replicar, que se siente indefenso? Deje, deje que me desahogue, pues la mordaza que usted lleva era antes la mía. Y con el atenuante de que recuperará pronto su libertad.
*Este texto ha quedado finalista en el I Concurso de Microrrelatos de INFORMACIÓN. Si os ha gustado, podéis votar por él. Suerte a todos/as los participantes.
**Publicado originalmente en el foro literario La Nieve el 26/11/2011 por deseo expreso del autor.