El mundo no es un lugar en el que vivamos aislados unos de otros.
No es mala filosofía la de Mari Carmen Azkona para el tiempo tan individualista que nos ha tocado vivir, donde la amistad está tan devaluada que se ha convertido en todo un artículo de lujo.
Diría de Patchwork (Atlantis-Netwriters), el debut literario de nuestra amiga de La Nieve, que es una red de pesca donde la insolidaridad no tiene cabida. Temas como la caprichosa naturaleza, la prostitución, el suicidio o la eutanasia están presentes en su obra. En este último parece dejar claros sus principios: «No sucumbo ante la muerte… apuesto por la vida».
En plena supremacía de la novela, Mari Carmen Azkona publica un libro donde los géneros se mezclan con tanta alevosía que a más de un editor le habrá dado un jamacuco. Microrrelato, relato y poesía conviven en Patchwork al estilo de lo que imaginó John Lennon.
Más allá de clichés y tendencias, de un uso indiscutiblemente bello del lenguaje, Mari Carmen busca «entre sus recuerdos, cada anochecer, una historia para evitar la muerte». Es innegable el poder salvador de la literatura: ese espejo donde comprendernos mejor.
Nunca olvidaré esa escena de la película Patch Adams (Tom Shadyac, 1998) en la que Robin Williams invita a unos futuros ginecólogos a penetrar a través de una puerta en forma de ustedes ya saben. Muchos genios malgastan su talento regodeándose en los males del hombre. Mari Carmen Azkona, en cambio, se niega a ser «un fantasma que se arrastra por finales injustos». He ahí su genialidad.
No dejen de enredarse en Patchwork. Soñar es la mejor forma de empezar a cambiar las cosas.
Gran reseña, Jose Antonio. Como corresponde a un gran libro, a un buen amigo, y a un magnífico escritor y crítico. Un abrazo.
ResponderEliminarY ahora que te digo a ti, Jose Antonio...
ResponderEliminarRecuerdo cuando disfrutaba de tus crónicas. La de veces que te habré dicho “si algún día escribiera un libro, me gustaría que alguien me hiciera una reseña como ésta.” Nunca pensé que llegaría ese momento. Sin embargo, como Alicia me ha repetido muchas veces, no se puede decir nunca jamás, a la vista está, y aquí estoy, con mi libro en las manos y disfrutando de una hermosa crónica que me ha emocionado.
Siempre he resaltado de tus reseñas, el aporte visual que les das al añadir películas. Con Patch Adams has acertado. No recuerdo la escena de la que hablas (el fin de semana tendré que volver a visionar la película) , pero jamás olvidaré a Robin Williams, con su nariz de payaso en el bolsillo, atendiendo a los enfermos. Regalar un sonrisa cuesta poco y ayuda mucho, ¿verdad?
Gracias, Jose, por esta crónica, por este regalo, por esta sonrisa...
Besos y abrazos con todo mi cariño.
Gracias, Emilio. De todo eso que dices me quedo con lo de buen amigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra, Mari Carmen, no haber sido demasiado explícito con esa escena de la película, pues así tienes una razón para repasarla.
ResponderEliminarTodos hemos sufrido el gusanillo de la incertidumbre alguna vez. Recuerdo cuántas veces me aseguraste que volvería a publicar. Yo no lo tenía tan claro.
Mi lectura de Patchwork ha sido optimista porque creo que te creces ante las dificultades. Ánimo y a por el próximo.
Un abrazo.
Preciosa reseña para un libro delicado a la vez que valiente. La sensibilidad de Mari Carmen está presente en cada una de sus páginas.
ResponderEliminarMe encantó el libro y me ha encantado tu forma de hablar de él.
Un abrazo.
Pues sí, Maribel, una sensibilidad exquisita la de Mari Carmen descrita con mi brutal delicadeza.
ResponderEliminarPor algo la poesía y yo somos incompatibles.
Un abrazo.
Jose, celebro que hayas encontrado la esencia de Mari Carmen entre las hojas de su libro.
ResponderEliminarEsta reseña ha sido como volver a abrir esa cajita de música en la que están guardados los sentimientos y las sensaciones de nuestra compañera.
Un abrazo.
La esencia no lo sé, Alicia, pero esa curiosidad que desprenden sus textos, ese no dejar de aprender nunca... me ha cautivado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose, Maribel, Alicia, nadie duda que los compañeros de viaje son importantes para llegar bien al destino. Y yo puedo asegurar que he contado con los mejores que se puede encontrar. Con vosotros he aprendido, he crecido, he madurado... Parte de vuestra esencia está entre sus hojas, no lo dudéis.
ResponderEliminarGracias por vuestras palabras, me habéis emocionado, y, sobre todo, por ser compañeros y amigos. Teneros cerca es un regalo.
Besos y abrazos con mi admiración y cariño.
A mí sí que me emocionó ese abrazo que me diste en la Feria, pero tengo una mala reputación que mantener.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues por mi parte puedes continuar manteniéndola. Prometo no decir a nadie que eres...Ups, casi se me escapa, eso quedará entre nosotros. Solo digo que no me importaría volver a verte, fue un gran placer.
EliminarBesos y un fuerte abrazo.
Apuntado está, José.
ResponderEliminarA Mari Carmen la he conocido hace muy poquito tiempo a través de Netwriters.
Un saludo, primo.
¿Y somos amigos? Espero que sí...Cuando pase a tu lado hazme una seña, por favor, me encantará compartir y departir contigo.
EliminarUn abrazo
Vaya, vaya... veo que te unes al vicio. Fabulosos canallas y buena gente son los amigos de Netwriters.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y que lo digas, Jose Antonio :-)
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