Ya advierte Álvaro de la Riva en el prólogo de Mío y otros relatos que te cagas (Amazon, 2012) que prefiere escribir a mirar las noticias. Y nosotros se lo agradecemos. Si hay algo de lo que estamos hartos es de realidad. Necesitamos fantasía, extravagancia, locura. Todo eso y mucho más encontraremos en su nuevo libro.
Se trata de doce historias breves al estilo de revistas de terror y ciencia ficción como «Creepy», aunque con una variedad temática que hará las delicias de cualquier lector. Una novela corta, «Mío», sirve de remate chupóptero.
Apreciamos el gusto del autor por los finales sorpresa, donde resaltan la contundencia y la sencillez. En ocasiones, todo en el cuento nos lleva a ese final; la historia no podría acabar de otro modo. Así, en «Buen viaje» no nos extraña nada que el protagonista termine con un ataque de nervios, por decirlo de un modo fino. Más de uno se sentirá realizado como persona. Otra veces se produce un giro inesperado, una vuelta de tuerca. Es el caso de la asfixiante «Buenos vecinos».
Habla Cristina Fernández Cubas de la «verosimilitud de lo insensato» para referirse a la norma que debe regir todo buen cuento fantástico. En la mayoría de los relatos de Álvaro de la Riva asistimos a la conjunción admirable entre lo paranoico y lo sabio. Y no sabemos si reír o llorar. O ambas cosas. Es el caso de «Primer aniversario», donde un novio regala a su prometida algo inquietante. O de «Juicio justo», una sátira social de las leyes podridas que defienden a los urdangarines mientras condenan a los inocentes.
También hay sitio para el sentimentalismo gamberro que tan buenos resultados le dio en la novela Parásitos. A dos historias de amor que trascienden la muerte, le sucede «Miserere Mei», la explicación definitiva de por qué fracasamos invariablemente en los concursos literarios: «Yo tenía un cierto nombre y algunas de mis obras, muy bien recibidas por la crítica, bastaban ya por sí solas para justificar un triunfo, aunque fuera a través de la mayor mierda jamás cagada.»
El estilo aparentemente deshilachado de los cuentos no está reñido con cargas de profundidad literaria: «A día de hoy, a menudo me incorporo en mi cama y bajo al suelo, y me agacho hasta poner mi barbilla a la altura adecuada, y entonces dejo que el Hilo de Plata nos conecte de nuevo con aquel momento que quedó impregnado en el papel fotográfico del Universo.»
Lo he pasado cochinamente bien leyendo a Álvaro de la Riva. Lo digo no porque sea un amigo, que lo es. Tampoco para que él diga lo mismo de mí. Lo digo porque sólo una mente enferma es capaz de escribir algo que merezca la pena.
jeje muy buena crítica...
ResponderEliminarlo de "cochinamente bien" y "mente enferma", para destacar!
Saludos.
Gracias, Neo, lo coloquial nos acerca al lector. Huyamos de lo rebuscado.
EliminarUn abrazo.
"Necesitamos fantasía, extravagancia, locura..." de acuerdo, así que leeré este libro que te ha hecho disfrutar tan cochinamente :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues me encanta haberte animado porque la vida ya es bastante cochina.
EliminarUn abrazo.
Peculiar, de estos libros que a mi me llaman siempre la atención por lo original y diferente y con tu reseña, ya rematamos y me pica la curiosidad.
ResponderEliminarlo tendré en cuenta.
un besote y gracias por el descubrimiento
Uno lee tantas cosas, brujilla, sobre libros que están bien que no sabe por cuál empezar. Hay que decirle al lector: hay otros escritores que también molan.
EliminarUn abrazo.
Benditas mentes "enfermas", porque ellas harán posible el cambio tan natural como necesario. Ya me dices cómo puedo hacerme con el libro.
ResponderEliminarSaludos, primo.
Pues pinchando en el título del libro te remitirá a Amazon y allí lo puedes comprar. Si te haces la picha un lío, sílbame como en Willy Fogg.
EliminarUn abrazo.
Supongo que Álvaro estará cochinamente satisfecho con tu reseña, nos has abierto el apetito a todos, queremos degustar estos relatos ya.
ResponderEliminarLo malo de las mentes enfermas es que, a veces, se dedican a otras cosas, no siempre a escribir. Qué miedo.
Un abrazo.
Es cierto, Maribel, espero que Álvaro no haga realidad ninguno de sus cuentos, pero me consta que es una mente sana excepto cuando se le cruza una mahou.
EliminarUn abrazo.
Y tan cochinamente satisfecho, Maribel. Este José Antonio siempre da con las palabras que yo hubiera elegido para promocionarme, ¡siempre! Muchísimas gracias, majo.
ResponderEliminarA la venta de la obra se accede pinchando directamente en el título, pero quien no tenga ebook, Kindle o tablet y le moleste leer en pantalla, aunque no existe impreso, lo paso a quien lo quiera, por supuesto, en archivo PDF para que se lo imprima si gusta. Pero no se lo digáis a Amazown ;)
Ha sido un placer mostrarte al mundo, aunque no haya utilizado lo más delicado del diccionario. Curiosamente todo el mundo me ha entendido.
EliminarUn abrazo.
Jose, ahora estoy cochinamente ocupada con el fin de curso pero apuntaré esta obra de Alvaro.
ResponderEliminarTus reseñas nunca me dejan indiferente.
Enhorabuena a ambos.
Un abrazo.
Será una excelente lectura veraniega, Alicia. Alguna carcajada soltarás seguro.
EliminarUn abrazo.
Fantasía, extravagancia, locura... así son tus reseñas que sabes que me encantan. Tienes el don de encandilar y atraer a la lectura. Apunto nombre y título, creo que será un libro muy apropiado para refrescarse en verano.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Dime lo que lees y te diré quién eres. Seguro que a ti te gusta un poco de locura de vez en cuando, aunque no la de la acción sino la del imaginar. La peor.
EliminarUn abrazo.