Mis amigos dicen que me dedico a vivir del cuento. No he escrito ninguna novela porque me parece un género poco comercial.
sábado, 27 de febrero de 2016
EL SEÑOR (10)
Por supuesto, no estamos de viaje en Marruecos.
Hemos alquilado un piso en otra ciudad mientras aclaramos las ideas. Pedro no
me agobia con demasiadas llamadas, pero sé que lo está pasando mal. Por un
lado, vela por un Paco cada vez más inquieto y desorientado. Por otro, acude al
trabajo con toda la normalidad que las circunstancias permiten. Nuria, en cambio, ha pasado de ser la típica ama de
casa que pide permiso para echar un polvo a convertirse en una devoradora de
hombres sin complejos. Utiliza la invisibilidad para salir de casa de sus
amantes en los momentos más inoportunos. Nunca la han pillado hasta ahora. Ya no he vuelto a meter mano en política, pues desde
que hay una presidenta del gobierno la corrupción no ha aumentado pero tampoco
ha sido eliminada por completo. En cambio, he meditado largamente cuál debe ser
mi siguiente paso. Esta tarde, he visitado al mayordomo del señor. Nunca
pensé que volvería a poner los pies en esa casa. Contra todo pronóstico, se ha
mostrado de lo más amable. Incluso se ha disculpado por haberme despedido.
Mientras tomábamos el té en una salita, un carrillón me ha sobresaltado al dar
las cinco en punto. No me he atrevido a contarle lo que pasa. Él ha lamentado tener tanto tiempo libre. No deja de
ser curioso. Según el testamento del señor, seguirá cobrando sus honorarios
mientras viva con la única condición de mantener el hogar habitable. Antes de que el crepúsculo ahogara el último rayo de
sol, el mayordomo ha hecho una pregunta reveladora: —¿No tienes a veces la sensación de que, aunque lo
puedes todo, no puedes hacer nada? Me
he vuelto hacia él y, por primera vez, lo he mirado a los ojos.
Jose, el partido que se podría sacar en alguna ocasión pudiendo ser invisible. Quedo a la espera de los nuevos aconteceres de esta intermitente aventura.
“Ha de hacerse cargo del humorismo de la vida, del humor patibulario de esta vida… Usted ha de acostumbrarse a la vida y ha de aprender a reír”. Hermann Hesse: El Lobo Estepario
Vaya preguntita la del mayordomo. Y los chicos que todavía andan pasmados. Ja, ja, ja.Nos dejan con las ganas de saber más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa pregunta del mayordomo nos la hemos hecho todos alguna vez, sobre todo cuando intentas ayudar a alguien que no quiere.
EliminarUn abrazo.
No hay nada mejor para quitarse los complejos que ser invisibe...quién pudiera!
ResponderEliminarYo creo que los complejos se quitan mostrándote como eres. Y al que no le guste que se esfume.
EliminarUn abrazo.
Jose, el partido que se podría sacar en alguna ocasión pudiendo ser invisible.
ResponderEliminarQuedo a la espera de los nuevos aconteceres de esta intermitente aventura.
Un abrazo.
Se le podría sacar mucho partido, pero como ves también hay personajes que desperdician la invisibilidad.
EliminarUn abrazo.