Nos obcecamos como borregos en que
los lunes son el peor día de la semana. Supongo que inaugurar el viaje, abrir
el melón justo después del plácido domingo no tiene muy buena prensa. Los
alumnos aventajados, los empollones tampoco.
La
soledad de los lunes es descomunal. Nadie los quiere por razones archiconocidas.
En primer lugar, suponen la vuelta a nuestras obligaciones laborales o
académicas. Ello implica un estéril madrugón. Segundo, carecen de poesía.
Soportan todo el peso de la realidad como un negro presagio que sobrevuela la
fragilidad de la existencia. Finalmente, muchos restaurantes cierran por
descanso y los cines cobran un ojo de la cara.
Ahora
que mis fines de semana no transitan con tanta frecuencia los territorios del alcohol,
he redescubierto el placer de los lunes. El caos empieza a cobrar forma, a
despejarse, a tener sentido. La energía fluye como un río de lava para gritar
por los poros de nuestra piel que estamos vivos y que disponemos, una vez más,
de siete oportunidades para demostrarlo. Cualquier cosa puede suceder si nos
ponemos manos a la obra; nada va a ocurrir por arte de magia.
Si odias las uvas en Nochevieja o
los helados en verano, tu día favorito podría ser un lunes. Aprovecha el Big
Bang de la semana. No pierdas el tiempo lamentándote.
Tienes magia hasta en lunes de madrugada. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, amigo. Los escritores somos ilusionistas de palabras.
EliminarUn abrazo.
Todo es cuestión de cómo nos predisponemos a encarar la semana, por supuesto. Un abrazo
ResponderEliminarActitud, actitud y actitud.
EliminarUn abrazo.
Pues a mí, me encantan los lunes, tal vez, porque desde hace muchísimos años, no me aportan un inicio de semana, sino un final.
ResponderEliminarUn excelente relato, José Antonio.
Un abrazo.
Entonces para ti los martes son los lunes, del mismo modo que los cincuenta son los nuevos cuarenta.
EliminarUn abrazo.
Es una buena reflexión. Cuando vives día a día, no hay días malos ni buenos, tan solo la vida que discurre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, amiga. No soporto a los agoreros de los lunes ni a los gurús de los viernes.
EliminarUn abrazo.
En mi caso, ¡lunes me encantan! Trabajo en un museo y los lunes cierran. Así que a no trabajo y voy a contracorriente de los demás, y eso me gusta.
ResponderEliminarPero a ver si se extiende la idea de las empresas de implantar la jornada laboral de 4 días, y puede que en un futuro los lunes no sean tan terribles.
Siempre habrá un primer día de la semana en el que volcar nuestra rabia. Yo opto por darle a esa rabia un rumbo nuevo.
EliminarUn abrazo.