Paradójicamente, la gente suele calificar la cárcel como un buen lugar para vivir. Pregunte a cualquiera. Hombre, si comparamos el actual sistema penitenciario con las torturas medievales, seguro que es un lecho de rosas. Pero, ¿por qué largometrajes como el que nos ocupa u otros como Horas de Luz (2004) nos hablan de lo contrario? Quizás porque algo huele mal.
La violencia de determinados funcionarios, uno de ellos magistralmente interpretado por Antonio Resines, el desamparo médico o el escaso contacto con los familiares son algunos de los problemas que se denuncian en Celda 211.
Desgraciadamente, seguimos pensando que los barrotes separan a los buenos de los malos. La virtud de esta película es que rompe ese esquema. A través de Juan, un funcionario que entra a trabajar precisamente el día en que se declara un motín en la cárcel, nos damos cuenta de que los presos se rigen por valores como la valentía o el consenso, que tanto faltan en nuestra sociedad y en nuestros políticos.
El líder de este motín es el temido Malamadre, interpretado por un soberbio Luis Tosar. Desde el principio, siente debilidad hacia Juan, que, abandonado a su suerte por otros funcionarios, finge ser un homicida recién llegado a la cárcel. Capaz de la mayor brutalidad por conservar el liderazgo, Malamadre alberga sentimientos que se materializan en un abrazo a ese compañero que lo pierde todo.
Jose Antonio, aunque no te lo creas aún no he podido ir a ver Celda 211. Tengo información de mis compañeros y me comentan que el principio es muy fuerte y que hay situaciones extremas, pero que merece la pena. Además viviendo dónde vivimos el problema de los presos vascos no es muy próximo y también aparece. Complicado está el asunto estos días. Supongo que por el guión será una película que trate de lealtad, supervivencia, traiciones,…vamos de la miseria humana.
ResponderEliminarLa veré en cuanto vuelva de contemplar un ratito el Mediterraneo.
Un abrazo
Es un tema delicado el que trata la película, y los presos vascos, como siempre, pagan los platos rotos. Pero como decía en un artículo un ex recluso: las cárceles no te reinsertan en la sociedad, te hacen más borde. Por algo será. No serán tan maravillosas como nos las pintan.
ResponderEliminarSiempre ando en deuda con el cine y esta película no me la quería perder (no sé si estará aún en cartelera). La buscaré, a ver si durante la Semana Santa me pongo un poco al corriente con la gran pantalla.
ResponderEliminarLos sistemas de reinserción son pésimos porque es difícil reinsertar, hay que atacar desde la raíz, no castigar el delito sino evitarlo. ¿Cómo queremos reinsertar en la sociedad a un tipo que no ha sido otra cosa en su vida más que delincuente? Evitemos que lo sea. Más formación, más educación, más ayuda a los colectivos marginales.
En fin, es complicado para decirlo así en cuatro palabras.
Feliz Semana Santa.
Pues tú lo has dicho: la clave está en la educación. Si yo te contara la de potenciales delincuentes que han pasado por mi academia...
ResponderEliminarCon un poquitín de caso, se consiguen milagros con estos chavales desahuciados antes de hora.
Feliz Semana Santa.