—¿No le da vergüenza salir de costalero con gafas de sol? —preguntó la anciana.
El joven respondió:
—La procesión va por dentro, señora.
Feliz Semana Santa 2014. Nos leemos a la vuelta.
Mis amigos dicen que me dedico a vivir del cuento. No he escrito ninguna novela porque me parece un género poco comercial.
Podía tener una infección en los ojos, y así y todo, salió!
ResponderEliminar=)
Buena hipótesis, Neogéminis... Lo que no sé es qué pueden alegar las "manolas" que participan en la procesión con su luto , su mantilla, la peineta y la rigurosa minifalda. Supongo que por eso dice nuestro amigo que "La procesión va por dentro...".
EliminarFelices sueños.
Se te han olvidado los taconazos, Esther, y por supuesto el dolor de juanetes. Pues eso, pura penitencia.
ResponderEliminarFelices días de descanso a todos.
Jose, si es verdad lo de París, que lo pases bien, sino, también.
ResponderEliminarUn abrazo.
Veo que este humilde microrrelato ha llenado vuestras horas de misterio. ¿Qué esconde el personaje de las gafas de sol? ¿Cuál es su historia? En el fondo, yo creo que se burla de nosotros.
EliminarNada de París, querida Alicia, pero me sirve de introducción a la próxima entrada de este blog. Nos leemos pronto.
Un abrazo a tod@s.