Nuria y yo, las dos en albornoz, observamos al hombre que ocupa un
sillón junto a la chimenea de la suite presidencial.
—Pido disculpas por
el truco del cava, pero nunca creí que lo echaría tanto de menos —dice
invitándonos a tomar asiento en nuestro propio sofá.
Lo hacemos
lentamente, sin apartar la mirada del tipo más buscado de España. Hace un
instante, ante nuestra estupefacción, se ha quitado una barba postiza con la
que emulaba a un hípster. Con mucha educación, Nuria le ha preguntado si el
cabello también era sintético.
—Sé los rumores que
circulan por ahí. Es pelo auténtico. Estira, estira si no te lo crees —ha
invitado mientras agachaba la cabeza.
Tanta simpatía me ha
escamado, pero no he querido romper el momento mágico en que Nuria comprobaba
la solidez capilar de Puigdemont. Tras acabar la inspección, el expresidente de
la Generalitat me ha hecho señas por si yo también quería tocar.
Ahora, para rebajar
la tensión de no saber qué demonios quiere de nosotras este político huido a Bélgica
desde la declaración de la república catalana, bebemos whisky con hielo. Chivas
para más señas. No he encontrado nada de comer.
Se rasca la
coronilla, carraspea y dice: «Tu cara está en todos los periódicos, pero la de
ella no». Me encojo de hombros.
Nuria le anima a
continuar llenando su vaso hasta el borde. Reconoce su delicada situación, le
echa la culpa a un gobierno represivo y totalitario. En un acceso de euforia se
levanta y empieza a cantar Els Segadors.
Después del numerito,
dice: «Alguien de mi absoluta confianza me ha informado de que podéis
desaparecer… Yo solo necesito ser investido presidente. Con un rato de
invisibilidad, me basta. Ofrezco la vicepresidencia de mi república».
Nuria me guiña un ojo. Entonces, sonrientes, le arrancamos un mechón cada una. Y desaparecemos en sus narices.
Jajajaja! Qué bueno! Si algo no me esperaba de ninguna de las maneras es que el personaje del que es imposible no oir hablar en cada momento, saliera en uno de tus relatos. Qué imaginación!
ResponderEliminarQuién sabe si no se hará con el poder de ser invisible por el arte de birlibirloque y aparezca en el parlamento!
Me ha encantado!
Un beso
La idea era quitarle hierro a este culebrón venezolano. Me alegra que sepas reír: es un signo de inteligencia.
EliminarUn abrazo.
Mira que eres "cuentero", el personaje al que usted hace referencia jamás cedería ni una pizca de su tierra prometida.
ResponderEliminarLa verdad es que me has sorprendido. No está mal reírse un poco.
Un abrazo.
Yo mismo me decía al escribirlo que estaba cometiendo una temeridad, pero qué es la vida sin riesgo.
EliminarUn abrazo.
Hola Jose.
ResponderEliminarTe comento. Retomo, con esfuerzo por tener olvidado dónde me había quedado, tu entrega en capítulos de El Señor. La entrega 13 me deja con la intriga de qué vendría tras esa copa de cava. Pues me has matado. Te explico. Con la mitad de mi familia en Cataluña, te aseguro que estamos saturados de toda esa gente, de todos los políticos, de todos los que se creen con la razón, de todos los que hablan, de todos los que se callan,... En fin.
Seguiremos al filo de la noticia y de tus aventuras.
Un abrazo.
Entiendo tu hartazgo, pero no puedo permanecer ajeno a lo que ocurre a mi alrededor ni, mucho menos, dejar que me afecte. Prefiero estar loco a que el mundo me vuelva loco.
EliminarUn abrazo.