jueves, 17 de octubre de 2019

TRECE ROSAS EN MURCIA



La Feria del Libro de Murcia era un tren a vapor que por su chimenea expulsaba el humo de los sueños. Eso pensé mientras me dirigía a la caseta de editorial Tres Columnas. Estaba nervioso pero tranquilo. Los nervios naturales de cualquier encuentro con el público; la tranquilidad de que no hace falta demostrar nada a nadie.
            
Cuando llegué al puesto, agradecí la protección de una sombra benefactora. No en vano aquel día se alcanzaron temperaturas superiores a treinta grados. Saludé al editor y a algunos compañeros de letras. Una televisión local entrevistaba a una joven poeta de la casa.

Como siempre, cogí un ejemplar de Trece rosas negras para mostrárselo a la gente. Entonces me abordó una mujer de la organización para decirme que, según las normas de la Feria, estaba prohibido ofrecer libros a los transeúntes. Desde la educación y el respeto, no entiendo cómo podría ofender a alguien por hablarle de mi libro. Quienes carecemos de la publicidad millonaria de una estrella de fútbol, debemos recurrir al ingenio y a la labia para darnos a conocer. Como profesional que soy, reaccioné con una sonrisa. La charla de Sarah Jamet Martínez, mi compañera de firma, ayudó a relativizar las cosas. Descubrí a una persona especial que tiene una historia de superación a sus espaldas.

Monté en el autobús de Alicante pensando en todo lo que había sucedido aquel sábado. Gracias al mapa digital, encontré la Feria solo en una ciudad desconocida. También recibí el cariño espontáneo de quienes quisieron un libro de cuentos firmado por su autor. Hubo quien me preguntó por qué el título de Trece rosas negras si no alude a las jóvenes fusiladas por la dictadura franquista tras la Guerra Civil ni tiene trece cuentos. Tendrás que leerlo para averiguarlo.

2 comentarios:

  1. Una suerte que estuvieras tan bien acompañado en ese trance... Vender tu propio trabajo es siempre complicado cuando no te respalda toda una red de publicistas y psicólogos conductuales capaces de venderte tu vieja alma como si fuera a estrenar. Espero que mucha gente descubra el valor de "Trece rosas negras" sin necesidad de intervención divina.

    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. La suerte se la crea uno. Solo con escribir no basta. Hay que sacar a pasear a la persona.

      Un abrazo.

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