«De este año no pasa», se dijo Albert en la
Nochevieja de 2050. Entre el frío y que alguien tosió a su lado sin
miramientos, al día siguiente pospuso una vez más el propósito de quitarse la
mascarilla.
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Habíamos convenido una señal para cuando mi amigo José Luis fuera pasto de gusanos. Una colleja si Dios existía. Dos si no había nada. No he...
Siempre podrá justificar que con la mascarilla no conoce a nadie.
ResponderEliminarUn saludo
Ni nadie le conoce a él: reconozcamos que vamos a echar de menos eso de ir de incógnito.
EliminarUn saludo.
Posponemos abandonar las adicciones, esa huella de la que hablas, porque nos cuesta enfrentarnos al sufrimiento.
ResponderEliminarLa adicción al miedo es la peor de todas y, no sé por qué, el acojone nos va a durar.
EliminarUn abrazo.
Albert no será el único, seguirá siendo necesaria. Abrazo
ResponderEliminarEs posible que llevemos una mascarilla en el bolsillo o colgada de la oreja como si fuera un pendiente durante mucho tiempo.
EliminarUn abrazo.
Sonrío cuando es verdad lo es
ResponderEliminarAbrazos desde el vacío
Mejor reír que llorar. La peor tragedia es la falta de sentido del humor.
EliminarUn abrazo.