Curiosamente, atienden dos
especialistas en lugar de uno. La mujer felicita a mi madre por unos ochenta y
nueve años tan bien llevados, lo cual ignoro si es una forma de romper el hielo
o peloteo para no llevar a cabo su trabajo. A continuación, me preguntan qué
hacemos allí. Parece que no se han leído su historial ni por el forro. Les
explico con infinita paciencia que tiene mala memoria. Contestan con un
topicazo: eso se debe a la edad.
Para
demostrar que se ganan el sueldo, le hacen las dos o tres preguntas de rigor.
Las respuestas de mi madre los convencen de su independencia supervisada, de que
socializa con amigas de la parroquia y de que, incluso, cose en los ratos
libres. También preguntan si quiero añadir algo como en un juicio. Podría
contarles que vive obsesionada con que su hermana ha venido de visita, pero mi
tía no puede salir de su casa en Albatera: las piernas no le permiten bajar escalones.
Podría continuar diciendo que no se va a dormir tranquila si no la visito, que
me llama por teléfono para saber dónde estoy, que le repito las cosas cien
veces. Sin embargo, callo y sonrío. A ellos qué más les da.
No
todo ha sido una pérdida de tiempo. Aún debo dar gracias porque no padece alzhéimer,
porque no necesita medicación y porque luego discutiremos con la familiaridad
de casi cincuenta años juntos. Solo se oye a la especialista tecleando en el
ordenador un informe sobre su estado de salud.
Recuerdo esa escena gloriosa de Patch Adams en la que Robin Williams se da cuenta de que el psiquiatra no le escucha. Entonces comienza a hablarle de sus pedos.
Publicado en la sección Cartas de los Lectores del diario Información (17/10/2023).
Tras dos años de espera, así está nuestra S.S., lo mínimo es un mejor reconocimiento por parte del médico, de todos modos y tras lo que se cuenta en la entrada, la señora, a sus 89 años, no parece que esté muy mal, sus preocupaciones podemos decir que son lógicas.
ResponderEliminarSaludos
Es imposible determinar el estado real de salud de una persona en cinco minutos de consulta y con ganas de irse a casa.
EliminarSaludos.
Yo tuve una doctora fantástica hace años... lo digo porque era la excepción.
ResponderEliminarAhora estoy en manos de gente a la que no le interesa mi salud y solo me atienden por obligación y de malas maneras.
Saludos.
Estamos en manos de seres humanos y no de robots, aunque cualquiera diría que los médicos se robotizan.
EliminarSaludos.
En toda actividad, es la buena praxis y la buena voluntad de cada uno lo que importa y lo que hace eficiente o no a una entidad.
ResponderEliminarEn este caso, importa que la actitud personal del doctor sea empática y profesional.
Saludos!
Profesionalidad escasa (el reconocimiento médico fue de risa) y empatía nula.
EliminarSaludos.
Los psiquiatras necesitan supervisión de otros psiquiatras y esto sería en bucle. Abrazos
ResponderEliminarTodos tenemos vidas personales, pero en el trabajo intentamos dejarlas de lado.
EliminarAbrazos.
En realidad, según un estudio, desde la pandemia, en el mundo quienes más han sufrido depresión y bajas por este motivo, han sido los trabajadores de la salud. Con eso ya tenemos las respuesta, creo...
ResponderEliminarLa anécdota de Robin en el film es una verdad verdadera...je.
Abrazo. 🌞
El problema es que la mala praxis de algunos médicos enturbia a toda la profesión.
EliminarSaludos.