En el pueblo circulan leyendas que ponen los pelos de punta. A pesar de los consejos de su madre, Clotilde es una joven deseosa de experimentar sensaciones nuevas. Se dirige a la ventana, la abre de par en par, respira el aroma a jazmín de la noche. Luego, ya acostada en el lecho, retira su camisón hasta dejar un hombro al aire. No contenta con el reclamo, decide ofrecer medio pecho a la supuesta criatura que dejó completamente desangrada a su infeliz prima. Desde pequeñas, fueron rivales en todo. Así de coqueta la vence el sueño.
Un aleteo poderoso alcanza con parsimonia de caracol el alféizar de la ventana, pero Clotilde despierta muerta de frío y corre a clausurar el cuarto. Ni siquiera presta atención al rostro pegado al cristal. Una mueca cruel dibujan sus labios cetrinos.
—Prima… —susurran esos labios sin vida.
Clotilde ya ronca como una mala bestia cuando dos colmillos relucen a la luz de la luna, reculan y un batir de alas se bate en retirada.
Clotilde ya ronca como una mala bestia cuando dos colmillos relucen a la luz de la luna, reculan y un batir de alas se bate en retirada.
Más historias escalofriantes en el blog de Charo Cortés.
Jajajaja! Qué bueno José! La pobre prima se ha quedado sin cenar esa noche...Créeme si te digo que me he imaginado la escena y me estoy partiendo de risa...
ResponderEliminarQué ingenio por dios!
Muchísimas gracias por unirte a la convocatoria.
Un beso
No me la perdería por nada del mundo. Un abrazo.
EliminarEl sueño profundo, con ronquidos, que ni le prestara atención a su prima. Que se quedó sin alimento y ofendida en su condición sobrenatural, al ser ignorada.
ResponderEliminarY la durmiente se quedó sin su fantasía.
Me gusta este enfoque paródico.
Bien contado.
Mientras escribía el cuento, me asaltó la idea de que Clotilde hiciera realidad su fantasía con la prima. Igual te atreves. Un abrazo.
EliminarPara que luego digan que el mal siempre triunfa (aunque por desgracia suele ser así). Buen cuento, compañero.
ResponderEliminarUn abrazo.
El mal siempre triunfa; por eso procuro hacerlo peor. Un abrazo.
EliminarUn genial relato! Me encanta ese final inesperado y con un toque de humor. Menos mal que sintió frío, eso la ha salvado. Un abrazo.
ResponderEliminarEl frío o los ronquidos la han salvado, nunca se sabe. Un abrazo.
EliminarY de un portazo (en este caso, ventanazo), la oscuridad quedó privada de su natural sustento.
ResponderEliminarEl proverbial 'dar con la puerta en las narices'.
Divertido desenlace, José.
Hasta los políticos, digo los vampiros, deben agudizar el ingenio para llevarse un pedazo de pan a la boca. Un abrazo.
EliminarJose, me gustan muchos los relatos de finales inesperados. Más aún si ese final me transforma en sonrisa la mueca de pavor a la que me había llevado la primera parte del relato. Yo ya había imaginado una verdadera sangría. Enhorabuena, compañero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hasta en los cuentos sale el profesor que llevo dentro: me gusta acojonar al personal para concederle un soplo de alegría. Un abrazo.
EliminarQué bueno ha estado tu relato terrorífico me sacó sonrisas y te lo agradezco porque las necesitaba.
ResponderEliminarMuy original, con humor, tu relato, me gustó tu planteamiento.
Un beso.
Me alegra haberte ocasionado arrugas en la comisura de los labios. Un abrazo.
EliminarTu relato da el toque de humor a la noche. Vamos que el frio pudo con todo lo que le venia encima. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarNo todo va a ser pasar miedo. Un abrazo.
EliminarSorprendente final y además con toque casi de humor ... me ha sorprendido muy bueno un abrazo
ResponderEliminarEse casi es un piropo, porque para hacer reír ya están los chistes. Un abrazo.
EliminarUn terro-irónico relato con un asombroso final. Pobre prima, pensar que lo tenía todo bien calculado.
ResponderEliminarTanto calcular las cosas no puede ser bueno. Hay que estar abiertos a lo inesperado. Un abrazo.
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